Determinados alimentos pueden empeorar la artritis
Numerosos pacientes con artritis reumatoide producen un número desmesurado de anticuerpos hacia ciertos alimentos. Según unos investigadores noriegos, esta hipersensibilidad podría provocar exacerbaciones de la enfermedad en las articulaciones.
A partir de la observación de que los pacientes de artritis reumatoide suelen notar vínculos entre la ingesta de ciertos alimentos y la intensidad de la enfermedad, el equipo del Dr. Per Brandtzaeg,del Rikshospitalet de Oslo, ha elaborado un estudio cuyas conclusiones indican que determinados tipos de comida pueden intensificar la reacción inflamatoria articular hasta el punto de producir síntomas clínicos.
Entre algunos de los alimentos identificados figura la leche, los huevos, el cerdo y el pescado.

Fuente y más información: M21 (Medicina 21)

Alrededor de 250.000 personas en España sufren artritis reumatoide, una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las articulaciones y cuyo origen parece ser autoinmune (el sistema inmunitario ataca al propio organismo). De cada 100.000 habitantes, se diagnostican 10 casos anuales, lo que la convierte en una enfermedad frecuente. Desde diferentes ámbitos de la medicina se han propuesto dietas que podrían prevenir y supuestamente ayudar a paliar sus síntomas.
Los antioxidantes también parecen jugar un papel importante, pero la controversia rodea tanto las prescripciones dietéticas sin fundamento, como la utilización de suplementos nutricionales. Por el momento, la Dieta Mediterránea está tomando sólidas posiciones avaladas científicamente para considerarse como "adecuada" en el tratamiento.
"La dieta mediterránea reduce la actividad inflamatoria de la artritis ayudando a los pacientes a incrementar su actividad física, mejorar su vitalidad y su calidad de vida". Estas son las conclusiones del estudio de un grupo de investigadores, liderados Kalmar County, del departamento de Medicina de la Universidad de Umea, en Suecia. A dos grupos de pacientes afectados por la enfermedad, aplicaron, a modo de tratamiento, la dieta mediterránea o una dieta típica
occidental.
La asociación entre vitaminas y minerales antioxidantes (provenientes de alimentos o de suplementos) y el riesgo de artritis reumatoide, ha sido evaluada en estudios prospectivos con interesantes resultados.
Desde la Clínica Mayo y diversas universidades estadounidenses se ha probado que grandes ingestas de vitamina C o la suplementación con vitamina E (ambas antioxidantes) están inversamente relacionadas con la enfermedad, es decir, a más vitaminas menos riesgo.
También se da una relación inversa con la beta-criptoxantina, un carotenoide presente en las frutas cítricas. El cobre, zinc y manganeso son minerales a los que se les han atribuido efectos positivos sobre la artritis, pero los investigadores de EE.UU. sólo han encontrado una disminución del riesgo con el aumento del consumo de zinc, sobre todo en forma de suplemento.
Su conclusión es que posiblemente la ingesta de cítricos ricos en beta-criptoxantina y suplementos de zinc y el incremento en la alimentación de frutas y verduras ricas en antioxidantes, como las crucíferas (brócoli, col o coliflor) pueda considerarse como un factor protector contra el desarrollo de la artritis reumatoide.
Aunque el mecanismo de acción de estas sustancias no es conocido en su totalidad, se sugiere que los antioxidantes actúan contra los radicales libres que causan la muerte de los tejidos. Por ello, estos micronutrientes podrían ser el aporte adicional en la lucha contra la enfermedad.
Revista Gut
En los brotes de la enfermedad debe disminuirse la actividad habitual, recomendándose el reposo de las articulaciones afectadas.
En estos períodos se solicitará la baja laboral. No es necesario permanecer en cama salvo en situaciones especiales.
Es muy importante la posición de las articulaciones durante el reposo, manteniendo brazos y piernas estirados, ya que aunque la flexión puede aliviar los síntomas, a la larga favorece la aparición de deformidades. Las férulas son estructuras rígidas que mantienen las articulaciones en reposo en una posición adecuada, mejorando el dolor y la inflamación y evitando deformidades articulares. Se emplean sobre todo durante el descanso nocturno
en manos, pies, rodillas y tobillos.
El ejercicio debe formar parte de la vida diaria del paciente con artritis reumatoide. Es esencial cuando las articulaciones no están inflamadas y contribuye a evitar la deformidad, la pérdida de fuerza y la osteoporosis. Se pueden realizar:
- Ejercicios pasivos: realizados por otra persona especializada. Generalmente se emplean en los casos graves.
- Ejercicios isométricos: con contracción del músculo, sin mover la articulación. Ayudan a mantener la fuerza muscular y evitan la atrofia.
- Ejercicios activos: es importante realizar a diario, durante unos minutos una tabla de ejercicios que incluya la movilización de todas las articulaciones.
- Masajes: ayudan a la relajación muscular.
En cuanto a deportes se recomiendan la natación, la bicicleta y caminar, evitando aquellos que supongan cargar peso o impactos sobre las articulaciones.
La valoración periódica en unidades de rehabilitación puede estar indicada para mejorar la función articular de los pacientes.En cuanto a la actividad diaria se recomienda evitar la actividad física excesiva, respetando un descanso nocturno de al menos 8 horas.


*Una alimentación que excluya alimentos sin consejo especializado es muy peligrosa, por el riesgo de carencias nutricionales que pueden empeorar más el estado de salud.